La reciente erupción del volcán cerca de Grindavík, Islandia, ha sido un evento significativo marcado por una serie de terremotos y actividad sísmica. La erupción comenzó el 18 de diciembre de 2023 alrededor de las 10 de la noche, siendo precedida por un enjambre de terremotos que empezaron a las 21:00 horas. La magnitud de algunos de estos terremotos alcanzó una intensidad de 4. La erupción ha generado impresionantes chorros de lava, alcanzando algunos hasta 100 metros de altura, y tiñendo el cielo de rojo.
El área afectada se encuentra en el sureste de Islandia, entre Sýlingarfell y Hagafell, y se ha abierto una grieta que apunta hacia Grindavík. Las autoridades han evacuado zonas clave, incluyendo la carretera Reykjanesbraut que conecta el aeropuerto con la capital, Reykiavik. A pesar de la magnitud de la erupción, los vuelos hacia y desde Islandia no se han interrumpido y el tráfico aéreo internacional sigue abierto. Sin embargo, las autoridades recomiendan a las aerolíneas evitar sobrevolar el espacio aéreo cercano al cráter.
La península de Reykjanes, donde se ubica Grindavík, es conocida por su actividad volcánica y sísmica. Antes de esta erupción, la zona ya había registrado miles de terremotos en los últimos dos meses. Aunque la magnitud de estos temblores había disminuido en la semana anterior a la erupción, lo que llevó a algunos expertos a pensar que el riesgo había disminuido, la reciente actividad volcánica demuestra lo impredecible de estos fenómenos naturales.
El presidente de Islandia ha destacado que la prioridad es proteger vidas e infraestructuras, y las autoridades permanecen vigilantes ante la evolución de la situación. Esta erupción es un recordatorio de la constante actividad geológica de Islandia y de la necesidad de estar siempre preparados para eventos naturales de esta magnitud.
Es importante destacar la relevancia de este evento no solo en términos geológicos, sino también en su impacto en la comunidad local y en el turismo. A pesar de que el espacio aéreo sigue abierto, el impacto en el aeropuerto internacional de Keflavik es notable, con retrasos en numerosos vuelos tanto de salida como de llegada. Anteriormente, en octubre, las autoridades ya habían evacuado a unos 4.000 habitantes de Grindavik y cerrado el famoso balneario geotérmico de Blue Lagoon como medidas preventivas.
El presidente de Islandia, Gudni Johannesson, ha enfatizado en la labor de la Defensa Civil, asegurando que están preparados y vigilantes ante la situación. El ministro de Exteriores islandés, Bjarni Benediktsson, ha reiterado que el tráfico aéreo en Islandia se mantiene activo y operativo.
Es interesante señalar que la península de Reykjanes, donde se encuentra Grindavík, es un punto caliente volcánico y sísmico del país. Ha sido escenario de varias erupciones en zonas despobladas en el pasado. La reciente actividad volcánica en esta área refuerza la importancia de una constante monitorización y preparación ante eventos naturales de esta índole.
En términos de turismo, Islandia ha sido un destino popular para los entusiastas de la geología y los fenómenos naturales, especialmente después de la erupción en Fagradalsfjall en marzo de 2021, que atrajo a miles de turistas. Sin embargo, la actual erupción en Grindavík pone de relieve los retos y riesgos asociados al turismo en zonas de alta actividad geológica.